La geografía histórica es la parte de la geografía humana que estudia un territorio y sus cambios a través del tiempo. También estudia los cambios que ha sufrido el territorio de un país o de una cultura a lo largo del tiempo.
Mediante la geografía histórica podemos conocer las culturas y civilizaciones que se han asentado en un territorio y cómo han modificado ese territorio, como en el caso de construcciones y monumentos, lo que también estudia la geografía cultural.
Otra de las cosas que estudia la geografía histórica es los diferentes territorios que ha ocupado una cultura, su inicio, expansión y divisiones políticas con otros estados o culturas.
Además, junto con la geografía ecológica, permite conocer los cambios que producidos por el ser humano en los ambientes naturales y los ecosistemas y cómo ha influido en la flora y fauna de un lugar o región.
Ejemplo de descripción de geografía histórica
Cambios territoriales de la cultura romana.
Se dice que la cultura romana surge alrededor de año 753 a.C., ocupando en esa época lo que es la actual Ciudad de Roma, territorio que anteriormente fue capital de la cultura etrusca. Durante los siguientes 150 años se extendería muy poco en las zonas cercanas a roma.
Con la fundación de la república, en el año 509 a.C., Roma entra en luchas con las tribus indoeuropeas que ocupaban toda la península itálica. También entró a las guerras púnicas, conquistando Cartago, Sicilia, Iberia, Macedonia y el Imperio Seleucida. Al final del periodo de la República, Roma dominaba todo el mediterráneo, incluidos parte del norte de África.
La época del Imperio, de 20 a.C., al 360 d.C., es la época de mayor expansión, dominando por completo toda la cuenca del Mediterráneo: Norte de África, Marruecos, Egipto, Palestina, el Reino hitita (hoy Turquía); así como todo el continente europeo: Iberia (España), el reino galo (Francia), Germania (Alemania), las islas británicas, y países de centro Europa, como Polonia y Rumania; Grecia.
En la Época de la decadencia, el imperio Romano se divide en dos, el imperio Romano de occidente, con capital en Roma, y el imperio Romano de Oriente, con capital en Bizancio. El imperio romano de occidente, pronto se desmembró en Hispania (España), Galia (Francia), Italia, Britania (Bretaña), Germania (Alemania), Mauritania y África (Libia). El imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino (por su capital Bizancio) Abarcaba la península de los Balcanes, Grecia, Egipto y la Región de Oriente Próximo.
Geografía histórica de la península ibérica
La península Ibérica comenzó a poblarse alrededor de 10,000 años a.C., formándose comunidades tribales y clanes, que vivían relativamente aislados. Alrededor del año 1000 a.C., comenzaron a llegar los navegantes fenicios y griegos. Fueron los griegos quienes dieron el nombre de Iberos a los habitantes de esta península. Sin embargo son los fenicios quienes tienen mayor influencia en la zona mediterránea, mientras que en el norte predomina la influencia de origen celta. Para este momento ya se conocen ciudades importantes en la península, como Gadir, Lusitania, Ebusus, Malaka y Emporion. Muchas de estas ciudades fueron conquistadas entre los siglos VI y III a.C. por los cartagineses.
Las guerras púbicas trajeron el enfrentamiento de los puertos ibéricos cartagineses con el imperio romano. En esta época los romanos toman el control del sur y el este de la península, a las que llaman Hispania. Sin embargo los romanos se enfrentaron a la oposición de los lusitanos y los celtíberos. Para este momento los romanos dividen el territorio de la península según los grupos dominantes: Lusitanos, celtíberos, astures, ilergetes, Hispania Citerior e Hispania ulterior.
En el año 27 a.C., El emperador Cesar Augusto vuelve a establecer una división de las provincias de Hispania, ahora en tres regiones: Tarraconensis, Baetica y Lusitania. Esta división durará casi todo el resto del Imperio Romano.
En la época de decandencia y división del imperio romano en los imperios de Oriente y Occidente, el emperador Diocleciano decretó una nueva división de Hispania, formando las provincias de Lusitania, Baetica, Cartaginensis, Gallaelica, Tarraconensis y Balearica. Esto sucedió en el año 298 de nuestra Era.
Posteriormente la península fue invadida en el siglo V por los suevos, los godos, visigodos y por el imperio romano de oriente, dividiéndose ahora la península, de sur a norte, en Imperio Bizantino (con sus principales ciudades en Córdoba, Cartago Spartaria y Malaca), El Reino Visigodo con sus principales ciudades en Toletum, Emerita, Hispalis y Lisboa, El reino suevo, con ciudades en Bracara y Lucus, y el Reino Vasco.
La adopción del cristianismo y la mezcla entre los habitantes autóctonos con los conquistadores, trajo consigo la división de la península en reinos y condados: REINOS: Asturias, León, Galicia, Castilla, Portugal, Navarra, Aragón, Mallorca y Valencia. CONDADOS: Barcelona y Urgel.

Coincidiendo con un periodo de inestabilidad entre las monarquías, sucede la invasión árabe durante el siglo VIII. En muchos sentidos los árabes fueron tolerantes y permitieron que las provincias conservaran su estructura, No obstante esto, también establecieron sus divisiones administrativas, por lo que, además de la división por reinos que ya mencionamos, también estaba la división del territorio en Califatos y sultanatos: Córdoba, Granada, Málaga, Ceuta, Sevilla, Badajoz, Zaragoza y Toledo.
Al final del periodo de invasión árabe, en el llamado periodo de reconquista, el reino de Asturias, y los condados de Barcelona y Urgel y los reinos de Galicia y Navarra se unen para formar el reino de León. Mallorca y Valencia se unen a Aragón. Poco antes de la reconquista, la península Ibérica está conformada por cinco reinos: Castilla, Aragón, Portugal, Navarra y el emirato de Granada.
El reino de Portugal expulsó a los árabes de su territorio en 1249.
La unión mediante el matrimonio de sus reyes, (Fernando e Isabel) permitieron que los reinos de Castilla y Aragón reconquistaran Granada y luego Navarra, lo que trajo como consecuencia en 1492 la expulsión de los árabes. Al final de este periodo, la Península Ibérica está dividida en dos países: España y Portugal.
De 1580 a 1640 se Formó la “unión Ibérica”, en la que España y Portugal se unieron en un solo gobierno para combatir a los Países Bajos. Aunque la separación se dio en 1640, esto comenzó la guerra de Restauración Portuguesa, que terminó en 1668, cuando con el tratado de Lisboa el Rey español Calos II reconoció la independencia de Portugal.
A partir de esa época, tanto España como Portugal han mantenido las mismas fronteras y conformaciones que presentan en la actualidad.