Al estudiar los hechos humanos anteriores a nosotros, la Historia —que debe estar basada en un limpio amor a la verdad— aumenta nuestro saber, nos señala aciertos que podemos tener en cuenta, o desaciertos que debemos evitar en lo posible. Como enseñanza continua y valiosa, alguien dijo en la Antigüedad que la Historia es una "maestra de la vida", que nos proporciona datos y orientaciones interesantes y de mérito apreciable.
Nuestro presente, es decir, lo que hoy tenemos, es en gran parte el resultado de lo que otros hombres hicieron antes que nosotros. Y no es posible conocernos suficientemente hoy, si no conocemos de dónde y de quiénes provenimos.